El Pucela buscará salir del descenso en Málaga sin la confianza del club en el entrenador. JIM parece estar fuera del club pase lo que pase en La Rosaleda
• Las negociaciones y los movimientos del Real Valladolid durante esta semana dejan a JIM fuera del equipo.
• Pese a que se sentará en La Rosaleda, tras el empate ante el Levante ha dejado de ser el entrenador moral.
• Los jugadores pucelanos, conscientes de la situación, viven unos días complicados poco centrados en el duelo.
Personalmente nunca he creído en el término “final” que tanto se usa actualmente en el mundo del fútbol. No he creído en él porque el Real Valladolid suele vivir pocas y sí vive alguna son en contadas ocasiones y en fechas nada próximas a las actuales. Son casos excepcionales como el último día para poder salvar la categoría o el último día para poder conseguir el ascenso de categoría. Por ejemplo, es cierto que para volver a Primera división el Pucela tuvo que vivir tres finales. La perdida en el Martínez Valero en 2011 y las ganadas en el estadio José Zorrilla, ante Córdoba y Alcorcón, en 2012. Bajo mi punto de vista no hay más finales y menos si llega en el mes de febrero y con más de 10 partidos por delante como es el partido ante el Málaga.
Sin ser una “final” es un partido importante. El Real Valladolid tiene la opción de sumar tres importantes puntos, hacerlo ante un rival directo por el objetivo e incluso puede salir de los puestos de descenso tras una temporada floja y tremendamente irregular. Aunque pueda parecer imposible, Juan Ignacio Martínez y los suyos pueden recibir al Fútbol Club Barcelona fuera de los puestos de descenso. Lo harían de ganar en La Rosaleda, un estadio que visitan el sábado y que lo harán sin entrenador o, al menos, de forma moral.
Un quiero y no puedo
Parece ser que Juan Ignacio sí estará en el banquillo de Málaga el sábado. Eso se entiende por la lógica pero no se sabe al 100% porque, como desvelaba El Mundo de Valladolid, el club de Carlos Suárez seguía negociando el martes con diferentes candidatos para suplir al técnico alicantino. Es decir, si JIM está en La Rosaleda es porque no se ha encontrado a nadie que se haga con el equipo. Por gusto, condiciones de contrato o diferentes aspectos, Juan Ignacio resulta la mejor opción para el trascendental partido del sábado, que sin ser “final” tiene una importancia que desde los altos cargos del club no se está otorgando.
Los últimos movimientos del club, además de caóticos, para ser la demostración de un quiero y no puedo en las negociaciones por encontrar sustituto que han llevado a pensar a Carlos Suárez y Alberto Marcos que para ‘bueno’ por conocer es mejor ‘malo’ conocido. Vamos, que Juan Ignacio Martínez se sentará en Málaga porque no se ha encontrado nada mejor o quizás nada del gusto de los dirigentes pucelanos. Así se entiende que Carlos Suárez dijera que «no aseguraba» la presencia del míster en Málaga para confirmarla una hora después. Vamos, que el dueño del club no lo ha tenido claro, lo sigue sin tener claro y así lo ha transmitido. Inestabilidad en toda su extensión.
Sin entrenador moral
Evidentemente todos estos movimientos han llegado al despacho o vestuario de Juan Ignacio Martínez. El aún míster pucelano es consciente de todo lo que se comenta y de todo lo que se escribe. Él, asiduo a leer la prensa todas las mañanas, es conocedor de que se le está buscando sustituto y que en un alto porcentaje será destituido entre el próximo sábado y el domingo. Puede ganar, empatar o perder en Málaga pero JIM tiene muy complicado seguir de blanquivioleta en la semana preparatoria para la visita del Fútbol Club Barcelona. Desde el club se ha perdido la confianza en él y ya de paso se ha matado la motivación y la ambición de cara a los vitales tres puntos de La Rosaleda.
Parece complicado que el Pucela gane en Málaga. El equipo, pese a que muestra todas las semanas gestos de una profesionalidad y un compromiso altos, no puede estar concentrado al 100%. Conocen que la guillotina está preparada y que sólo falta el ok del exterior del club para que todo el trabajo realizado desde el mes de julio se rompa y para que el esfuerzo realizado anteriormente sea casi secundario. Es cierto que este deporte funciona así, que los entrenadores son la parte débil de la cuerda, pero seguramente el fútbol no está marcado por los caminos que ha seguido el Real Valladolid esta semana y que le ha dejado sin un entrenador motivado y que pueda hacer creer al equipo para la batalla de La Rosaleda. El encuentro del sábado no es una “final” pero sí una batalla que aquel que la pierda quedará tocado para la verdadera “final” del 18 de mayo.