La linterna de Velasco

La linterna de Ángel Velasco, desde el 20 de febrero de 2007 informando y opinando sobre el Real Valladolid

Despedida de Patrick Ebert

La marcha de un gran talento poco agradecido

Tras 18 meses de blanquivioleta, Patrick Ebert deja de ser jugador blanquivioleta. El futbolista borra el recuerdo de sus grandes partidos con una salida apresurada

Patrick Ebert consigue su objetivo y deja el Real Valladolid tras una polémica rescisión unilateral del contrato.
Las malas formas de su salida eliminan muchos de los grandes recuerdos positivos de sus 18 meses en el Pucela.
En estas dos temporadas, llenas de lesiones, Patrick Ebert ha disputado 38 partidos y ha anotado nueve goles.

Patrick Ebert celebra el tanto conseguido esta temporada ante el Sevilla (El Norte de Castilla)
Patrick Ebert celebra el tanto conseguido esta temporada ante el Sevilla (El Norte de Castilla)

Dice el refranero español que “en esta vida hay que ser bueno y aparentarlo” y Patrick Ebert no ha sabido hacerlo bien en toda su estancia en Valladolid, no sólo en las últimas semanas. En la actualidad mucho se habla de su nuevo representante y del mal asesoramiento que ejerce sobre el jugador pero esta actuación reciente no puede cubrir un expediente de malos gestos de un futbolista que quizás es único, pero para lo bueno y para lo malo.

Parece que ahora todas las actuaciones del alemán son negativas pero ninguno de sus últimos movimientos dista en exceso con los del año pasado. Sólo los buenos y malos resultados del equipo calibran el sentimiento sobre un futbolista que se marcha de malas maneras pero que deja atrás grandes actuaciones, soberbios goles y detalles llenos de calidad. Patrick Ebert se marcha tras un último capítulo polémico y lo hace con 38 partidos blanquivioletas a sus espaldas y ocho goles anotados. Sin duda unas cifras escasas pero que realmente son altas y llenas de calidad para el historial de lesiones que el jugador ha vivido en estos 18 meses en España.

Un carácter indomable
Cuando el extremo alemán llegaba al Real Valladolid en el verano de 2012 las historias sobre su pasado eran múltiples y que le calificaban como futbolista. El apodo de “bad boy” con el que llegaba desde el Hertha de Berlín no era excesivo para algunas de sus actuaciones. Es más, hace pocos meses, en una entrevista a un canal de televisión, el propio futbolista aseguraba que se sentía avergonzado por algunos capítulos de su pasado y que luchaba por no volver a repetirlos.

[pullquote align=»right»] Recuerda AQUÍ las lesiones del alemán en Valladolid [/pullquote]

En su periodo en Valladolid lo ha intentado y en muchos momentos lo ha conseguido. Lo cierto es que el club también ha ayudado en esto. Tras su llegada el club y Miroslav Djukic sabían que a las buenas el jugador aportaría pero que a las malas resultaría una bomba complicada de parar. Así, desde la redacción de su contrato se le regalaron muchas libertades, aspectos que le dejaban como un jugador diferente dentro del vestuario. Por ejemplo, si se lesionaba podía volver a Alemania y tratarse allí de sus problemas. Él era libre de gestionar su recuperación a su antojo. El club cumplía aquello que se dice de que a los buenos y a los que son desequilibrantes hay que darles libertad. El problema está en cómo cogen y utilizan esos privilegios los jugadores que los tienen y aquí llega el problema del último ‘20’ blanquivioleta en sus últimos días.

Un vestuario enfrentado
Tras el partido ante el Villarreal, ‘El Norte de Castilla’ recogía las declaraciones de los compañeros del alemán. El cansancio de los capitanes era alto y así lo explicaban. “Es una falta grave de profesionalidad”, afirmaba Rueda, o “El Valladolid sigue adelante a su pesar”, decía Javier Baraja, demostrando el nivel de hastío del vestuario con el jugador. La mala actuación de Ebert antes de partido ante el Villarreal le borraba del equipo y le eliminaba del cariño del aficionado, que también le había mirado con otros ojos.

[pullquote align=»right»] Recuerda AQUÍ su brutal partido ante el Mallorca [/pullquote]

Tras no querer estar con el equipo en el vital duelo ante los amarillos, sus goles, su calidad, su liderazgo y su personalidad no valían. El jugador había traicionado al equipo que apostó por él en 2012 y aquel que le devolvió al fútbol tras una época nefasta de su carrera. Con ese final en España, Patrick Ebert traiciona al equipo blanquivioleta de igual manea que se abandona ante sí mismo. Descartando la opción de vivir una segunda temporada en España y poder guiar al equipo como el año pasado, Patrick Ebert ha dado un paso a un costado. Se ha apartado voluntariamente de la dinámica del equipo desagradeciendo todo su talento y colocándose una etiqueta de díscolo que a su edad ya no podrá borrar como en épocas atrás.

𝟭𝟵𝟴𝟴. 𝘗𝘦𝘳𝘪𝘰𝘥𝘪𝘴𝘵𝘢 𝘥𝘦𝘱𝘰𝘳𝘵𝘪𝘷𝘰 𝘺 𝘦𝘯𝘵𝘳𝘦𝘯𝘢𝘥𝘰𝘳 𝘜𝘌𝘍𝘈 𝘗𝘙𝘖. Creo que en el fútbol todo tiene el término apropiado y un porqué obligatorio. Por ello, desde 2007 llevo entrenando equipos y escribiendo sobre cómo entiendo este deporte