Patrick Ebert, ya ex jugador blanquivioleta, firmó hace un año, ante el Mallorca, una de las mayores exhibiciones de un jugador blanquivioleta en la época moderna
«Patrick Ebert ya es historia del Real Valladolid», como reza la web del club blanquivioleta. El futbolista alemán ya no pertenece a la disciplina blanquivioleta pero tras él deja una estela de muchos recuerdos. Detalles buenos y malos aunque su encuentro ante el Mallorca en el mes de enero de 2013 es uno de los varios gestos inolvidables que deja el extremo germano en el club tras un trabajo de más de 18 meses.
Era, concretamente, el 12 de enero y el Real Valladolid esperaba ese día con mucho entusiasmo. Tras un empate y dos derrotas consecutivas, una de ellas muy dolorosa ante el Celta de Vigo, el Mallorca llegaba al estadio José Zorrilla y Patrick Ebert regresaba a la convocatoria. La sola presencia del alemán en el once del Real Valladolid ilusionaba a una afición un poco triste tras los últimos encuentros del equipo de Miroslav Djukic. Aquel Pucela era uno con el ‘20’ y otro sin él por lo que su presencia en el once invitaba al optimismo. Era una convicción sosegada que en el minuto 20 creció y que explotó con el final del partido y un gol antológico y lleno de calidad.
Capaz de todo
Con el pitido final del colegiado el estadio José Zorrilla fue uno. Los gritos de “Ebert, Ebert” que inundaban la grada blanquivioleta tras el segundo gol del alemán fueron creciendo hasta el éxtasis. El momento lo requería y la alegría se desbordaba ante la actuación de un futbolista que demostraba estar por encima del resto. El juego del ex del Hertha de Berlín superaba con creces la calidad media del partido y llevaba al Real Valladolid a la victoria tras cinco jornadas sin conseguir sumar tres puntos.
——
Primer tanto de Patrick Ebert aquella tarde. Potente golpe lejano
Un potente y ajustado disparo en el minuto 20 y una soberbia jugada individual en el último minuto del partido paraban la sangría negativa del Real Valladolid. El mejor jugador del equipo salía al rescate y alejaba aquellos desmesurados miedos que existían sobre el equipo blanquivioleta. Tras aquel partido parecía imposible que un equipo con un futbolista como Patrick Ebert pudiera perder la categoría porque el alemán ya se había ganado, tras aquella exhibición, un hueco en la memoria de todos los aficionados del Real Valladolid y del fútbol español.
La envidia del fútbol
Aquel partido fue una demostración de talento. Golpeo, personalidad, velocidad, conducción, regate y sangre fría. Patrick Ebert lo tenía todo y lo ponía todo a servicio de un Real Valladolid que demostraba por qué él era un jugador tan especial. Con ese despliegue de facultades era lógico el interés de muchos equipos, españoles y extranjeros. El Real Valladolid tenía un futbolista único y todos se interesaban por él.
——
Segundo tanto de Patrick Ebert aquella tarde. Soberbia jugada individual
El Atlético de Madrid fue uno de los primeros equipos en llamar a la puerta del alemán. Un hecho que sacó al futbolista de la realidad y que le hizo bajar sus prestaciones. Sin ellas ya no era tan imprescindible para un Real Valladolid que nunca más recuperó a un jugador capaz de levantar a un estadio, llamar la atención de todo un campeonato y firmar una de las mayores demostraciones de la época moderna en un club con más de 85 años de historia. Desde este duelo, Patrick Ebert ya era historia pucelana pese a que su final no haya sido el mejor.