La linterna de Velasco

La linterna de Ángel Velasco, desde el 20 de febrero de 2007 informando y opinando sobre el Real Valladolid

Análisis pucelano

Javi Guerra hace mágica la noche del frío

En una gran segunda parte, el Pucela se impone (3-0) al Celta de VigoLa expulsión de Charles y la entrada de Óscar, vitales Javi Guerra protagonista total

Javi Guerra remata ante David Costas para hacer el tercer gol del partido y de su cuenta personal (AS.com)
Javi Guerra remata ante David Costas para hacer el tercer gol del partido y de su cuenta personal (AS)

Jaime Jiménez hablaba en la previa del partido ante el Celta de Vigo que se trataba de un encuentro de seis puntos, un duelo vital para las aspiraciones blanquivioletas en el que los de Juan Ignacio Martínez no podían fallar. Tras las derrotas ante Club Atlético Osasuna y Unión Deportiva Almería, obtener la  victoria ante el equipo vigués era vital por múltiples aspectos. Principalmente era importante por salir de los puestos de descenso pero también por demostrar el buen trabajo diario del equipo y la ambición de un equipo que nunca se conforma y que pese a estar en la zona baja tiene recursos, ideas y un estilo definido.

Lo positivo de partido es que pese a la necesidad del Real Valladolid, el equipo supo competir y no mostrar en exceso las debilidades y la ansiedad que tiene y que le hacen estar en una zona peligrosa. En los primeros 45 minutos el equipo alternaba ratos de buen juego, de intensidad y personalidad con fases en las que los nervios le pasaban factura. Esa temida irregularidad que puede hacer parecer al Pucela un equipo sin estilo aparecía aunque bien es cierto que sin los grandes altibajos de semanas anteriores.

En esos momentos en los que el Real Valladolid sufría altibajos, provocados en un alto porcentaje por la calidad ofensiva del rival, aparecía lo más necesitado por un equipo modesto como el Pucela: la seguridad defensiva. En los puntos bajos de juego el equipo se mostraba compacto y con fisuras muy pequeñas. Así, y sólo tras el gol anulado en el minuto 20 de partido, las líneas del Pucela se partían. Poco  a poco y asimilado el no gol de Javi Guerra, los de Juan Ignacio se fueron entonando y con la expulsión de Charles y la entrada de Óscar González, todo mejoró. El Real Valladolid se encontró cómodo para firmar una victoria tan amplia en el marcador como liberadora en las presiones y compensatoria en el trabajo diario del grupo.

Un Pucela irregular
Juan Ignacio Martínez y su completo cuerpo técnico trabajan todos los aspectos del juego. Además, buscan a través del entrenamiento técnico y táctico la evolución psicológica del futbolista pese a que en la mayoría de las ocasiones no sea fácil. Eliminar de un partido como el de ayer la ansiedad y las precipitaciones no es nada sencillo. Por mucho que se hable, se entrene y se trabaje de forma individualizada, el riesgo y el miedo aparecen.

Por ejemplo, si a un equipo como el Real Valladolid, con lo que le cuesta hacer un gol, se le anula el primer tanto de un partido decisivo, es fácil que el equipo se venga abajo. La confianza cae y el equipo necesita unos minutos para asimilar que debe seguir remando y que la decisión arbitral, acertada o no, no puede condicionar su juego. Parece fácil decirlo pero es muy complicado llevarlo a la práctica. El futbolista es complejo y tras celebrar un gol y verse por delante en el marcador, volver al 0-0 es un golpe duro que, en esta ocasión, creó al Real Valladolid más débil del partido.

Tras el tanto anulado a Javi Guerra en la primera parte, el Pucela caía en su juego y el Celta se crecía. Por motivos de unos y de otros, los visitantes vivían los mejores minutos del partido aunque sin crear más peligro que un sublime remate de Charles que Diego Mariño solventaba brillantemente. Dejando a un lado la acción del delantero brasileño, y ese bajón tras el gl anulado, el Pucela estaba seguro en funciones defensivas. El estudio del cuerpo técnico funcionaba hasta dejar al equipo de Luis Enrique en un equipo mínimamnte previsible durante los primeros 45 minutos y en un muñeco en la segunda parte. Todo con el alto nivel técnico de los jugadores celtiñas.

¡Javi Guerra! ¡Javi Guerra! ¡Javi Guerra!
Si en la segunda parte los pucelanos fueron mejores y merecieron con creces la victoria fue por el acierto de cara a puerta. Con un Javi Guerra enchufado, un rival en inferioridad y con la entrada de Óscar González, el Pucela merecía esos seis puntos de lo que hablaba Jaime Jiménez en Radio Marca el pasado miércoles. No hizo falta “meterle los dedos en el ojo”, como pedía en forma de chiste el portero, porque el ‘9’ pucelano se bastó y se sobró para superar a Yoel en tres acciones grupales en las que sus goles destacan tanto como las asistencias de sus compañeros.

Si en el primer tanto el control y el golpeo de Javi Guerra es bueno, la asistencia de Ebert no es menos de igual manera que el remate del malagueño en el 2-0 no es mejor que el centro Carlos Peña. Así y pese a que el delantero se lleva, como es habitual, las mejores críticas, los goles blanquivioletas llevan la firma de un grupo que está unido y que tiene muchas menos fisuras de las que refleja la clasificación.

La unión mágica
Con el 2-0 todo era perfecto en el frío estadio José Zorrilla. La afición disfrutaba, el equipo se gustaba y Juan Ignacio Martínez respiraba aliviado al ver que, por fin, su trabajo y dedicación eran recompensados. Todo era positivo hasta que a pocos minutos del final, Óscar quería dejar patente en vídeo que su presencia en el campo se nota pero, también, que se ve.

La asistencia del ‘10’ pucelano para firmar el tercer gol blanquivioleta terminaba de demostrar que el Pucela ha creado un punto de inflexión en la temporada. El resultado, el juego, la facilidad de cara a puerta y los gestos de equipo que todo el Real Valladolid mostraba en una segunda parte perfecta no pueden ser olvidados por el trabajo que ha costado demostrarlos en una temporada y en un fría noche en la que el paso de lo minutos creó esa regularidad que este Pucela necesita pese al frío y la niebla que marcaron el juego de ambos equipos pero que Javi Guerra, con su triplete, dejó en un aspecto secundario.

𝟭𝟵𝟴𝟴. 𝘗𝘦𝘳𝘪𝘰𝘥𝘪𝘴𝘵𝘢 𝘥𝘦𝘱𝘰𝘳𝘵𝘪𝘷𝘰 𝘺 𝘦𝘯𝘵𝘳𝘦𝘯𝘢𝘥𝘰𝘳 𝘜𝘌𝘍𝘈 𝘗𝘙𝘖. Creo que en el fútbol todo tiene el término apropiado y un porqué obligatorio. Por ello, desde 2007 llevo entrenando equipos y escribiendo sobre cómo entiendo este deporte