Omar Ramos regresó tímidamente al equipo en el Santiago Bernabéu. El canario vive una delicada situación tras haber disputado 135 minutos de los últimos 540
• Omar Ramos fue, durante el pasado verano, el único futbolista por el que el Real Valladolid desembolsó dinero.
• Tras una interesante pretemporada, el extremo canario partía como uno de los jugadores importantes para JIM.
• Las últimas seis jornadas reflejan la caída del extremo zurdo: sólo ha disputado 135 minutos de los últimos 540.
La situación económica del Real Valladolid es complicada. No hay día en el que desde algún estamento del club no se recuerde o semana en la que desde algún punto del entorno pucelano no se enfatice. El dinero blanquivioleta escasea y afrontar el próximo mercado de invierno es casi un sueño para la dirección deportiva. Cualquier euro suelto se mira con cuidado e invertir resulta una quimera en estos momentos. Actualmente no hay dinero en caja y desde el club no se prevé hacer una reestructuración de presupuestos para un fichaje, como se hiciera este verano para adquirir en propiedad a Omar Ramos.
Durante el último mercado veraniego, el club presidido por Carlos Suárez sacó la chequera para obtener el pase completo del extremo zurdo, que la temporada pasada estaba cedido en el Pucela en una complicada negociación con el Club Deportivo Tenerife y la Sociedad Deportiva Huesca. Pasado ese año de préstamo, el club blanquivioleta decidió arriesgar con el ‘14’ y apostar por su calidad, dejando a un lado su irregularidad. Alberto Marcos y sus ayudantes convencieron a Carlos Suárez de que Omar era el futbolista para destinar la partida más importante del presupuesto. El presidente accedió al desembolso y, desde ese momento, el jugador se convertiría en el único pago veraniego del Real Valladolid 2013/2014.
Sobresaliente pretemporada
Por una cifra cercana a los 300.000 €, Omar era blanquivioleta con un contrato de tres temporadas.Así, cuerpo técnico, dirección deportiva y afición se frotaban las manos. El club se hacía con un futbolista de gran potencial. Se trataba de una importante y valiosa inversión. La alegría era alta pero más aún con el paso de la pretemporada. En el periodo de preparación del equipo de Juan Ignacio Martínez, Omar demostró estar a un gran nivel. Con más de 300 minutos y grandes actuaciones, el canario partía como un fijo para el ataque pucelano.
Las buenas sensaciones de pretemporada se confirmaron en las primeras jornadas en las que el jugador fue titular y casi indiscutible. Desde el debut liguero ante el Athletic hasta la visita del Málaga, y sólo dejando fuera el planteamiento de JIM en el Madrigal, el cuerpo técnico confió ciegamente en Omar. El canario formaba en los onces del Real Valladolid aunque sin la claridad y la calidad de juego de la pretemporada. El Omar de verano no aparecía en el campeonato liguero y el equipo se resentía a la vez que él iba perdiendo galones en el vestuario.
Ruptura ante el Sevilla
Esa confianza del cuerpo técnico en él disminuía con el paso de las jornadas. Cambios de posición, sustituciones cada partido más tempranas e, incluso, alguna suplencia. En definitiva, Omar no era el esperado y el equipo notaba la ausencia de la calidad individual que proporciona su presencia cuando está física y mentalmente al 100%.
El rendimiento era cada vez peor pero todo pareció dar un cambio definitivo en la visita del Sevilla al estadio José Zorrilla. Aquel día, y con 0-2 en el marcador, Juan Ignacio le sustituyó en el minuto 68. Su permuta, unida a la entrada de Álvaro Rubio, dio otro aire al equipo que remontaba el marcador hasta dejarlo en un valioso empate. Con esos dos tantos pucelanos, Omar caía definitivamente en un segundo plano, un ámbito secundario que le ha terminado de borrar de las opciones del equipo.
Tras aquel partido ha llegado el peor momento del jugador. Tras no disputar ni un solo minuto en Vallecas, las intervenciones del jugador se resumen en una suplencia ante la Real Sociedad y otra en el Santiago Bernabéu, además de una inerte titularidad en Almería que terminó en el minuto 67 con su sustitución. Estas tres participaciones del jugador en los últimos seis partidos hacen la paupérrima cifra de 135 minutos disputados de los últimos 540. El dato, además de suponer una estadística escalofriante, ha supuesto la muerte de la motivación de un jugador que en el Santiago Bernabéu se mostró alicaído y sin esa confianza que cualquier futbolista de su estilo necesita para mostrar su potencial.
Psicológicamente débil
Sin una de las virtudes más necesarias que debe tener un jugador de banda, Omar Ramos precisa de un cambio urgente. Si en la actualidad se habla de que el equipo necesita una victoria para elevar la moral y olvidar la mala dinámica, el jugador necesita una buena actuación y un buen partido para demostrar quién es y poder así sacar a relucir la pierna izquierda que posee.
Para el jugador canario debe ser una motivación única ver la clasificación y, a su vez, mirar el contrato firmado el pasado verano. Omar Ramos se encuentra ante la oportunidad de demostrar a la élite del fútbol español su calidad. De no hacerlo, quizás nunca más se vea en la máxima categoría. El ‘14’ blanquivioleta tiene un contrato que le une con el Pucela por ésta y dos temporadas más que todos sueñan con que sean en Primera.
Así, y si el jugador no se pone el mono de trabajo y encuentra la motivación necesaria para salir del bache, nada será posible. Para que el equipo al completo pueda salir de la situación en la que se encuentra necesita lo mejor de cada uno, y el futbolista por el que se hizo la única inversión del verano no es una excepción sino, seguramente, el más obligado.