El Pucela cae derrotado (4-0) ante el Real Madrid • Los de JIM lucharon contra sus limitaciones y ante un gran rival mostrando quién es y cómo está el Real Valladolid

“Para ganar en el Camp Nou debes hacer un gran partido y que ellos no tengan su mejor día, y aún con eso nadie te asegura, incluso, poder sacar un punto”. Las palabras de Juan Ignacio Martínez analizando la visita del Real Valladolid al Fútbol Club Barcelona de la octava jornada eran muy aplicables a la visita al Santiago Bernabéu. Por ello, y ante los miles de condicionantes que se deben dar para obtener un premio que nadie te asegura, JIM planteó un partido de una forma muy consecuente tras analizar al rival y conocer los puntos fuertes de su equipo y del once que ponía en liza pese a todas las bajas que sufre.
Con un equipo con las líneas juntas, el Real Valladolid buscaba la seriedad en campo propio y el contragolpe como principales opciones. Para ello, el equipo blanquivioleta regalaba zonas al equipo blanco. Ante el más que presumible liderazgo del equipo merengue, el Pucela ofrecía casi tres cuartos de campo a los de Ancelotti. Todo plan tiene sus lagunas y más en un estadio así y ante un rival de esta entidad pero la propuesta era buena con la fortaleza defensiva y el trabajo colectivo que los de Juan Ignacio mostraron sin fisuras durante los primeros 30 minutos.
Llegado el primer gol del Real Madrid el Pucela no tenía otra opción que adelantar líneas y mostrar esa intención de ataque y ambición que demuestra partido tras partido aunque sin los resultados merecidos. Con el primer gol y el segundo, ambos de manera consecutiva, el Real Valladolid tuvo que cambiar parte del guión para intentar llegar a la portería de Diego López. Esta nueva versión no variaría mucho el partido. La dignidad del Pucela fue total ante un rival en buen estado de forma y con una pegada tan elevada que los de Juan Ignacio consiguieron reducir la media de goles anotados en sus últimos partidos. Mínimo éxito pero demostración de la dificultad del partido afrontado.
Digno Pucela defensivo
Con ese planteamiento del cuerpo técnico liderado por Juan Ignacio Martínez, el Pucela arrancaba el partido asimilando muy bien las palabras que esta semana hacía Alberto Marcos, director deportivo blanquivioleta. El eterno ‘3’ blanquivioleta pedía ambición, trabajo y, sobre todo, realismo. Con estos tres ingredientes no quedaba otra alternativa que buscar el partido que salía en los primeros 30 minutos, aguantando al Real Madrid, dejando la portería a cero y alargando el resultado. La primera media hora pucelana está cargado de trabajo, compromiso pero, sobre todas las cosas, de mucho realismo. El discurso de JIM calaba en un once que trabaja incansablemente en un entramado defensivo tan bien planteado como bien ejecutado.
La línea de cuatro defensas no quedaba sola en ninguna acción y siempre tenía coberturas del triple pivote formado por Lluís Sastre, Álvaro Rubio y Fautso Rossi como de los veloces extremos. Larsson y Bergdich ayudaban en defensa a Alcatraz y Peña para minimizar los riegos que suponen carrileros de la velocidad y profundidad de Marcelo y Carvajal.
El trabajo era de todo el equipo. Javi Guerra también participaba en este plan defensivo. El malagueño llegaba a recibir a campo propio para seguir siendo ese equipo conjuntado y sin fisuras que Juan Ignacio quería. Con la intención de arañar minutos al marcador y hacer el partido largo, el Pucela debía tener un plan B por si alguno de los ataques madridistas terminaba en gol, como ocurrió de forma consecutiva en los minutos 31 y 33. Dos golpes dirigidos por Gareth Bale noqueaban el proyecto inicial del Pucela que no su intención ni su presencia.
Dando la cara
Parecía obvio que con el primer gol madridista cambiaría todo el partido. Los de Ancelotti se vendrían arriba y los pucelanos abajo. Pareció darse con el 1-0 y la rapidez del 2-0 pero el Pucela demostró su fortaleza mental. No salen las cosas, los resultados no acompañan y los jugadores sabían que con la derrota serían equipo de puestos de descenso pero el ímpetu no cayó.
Pese a todos estos condicionantes que influyen sobre este Real Valladolid, los de Juan Ignacio mostraron fuerza mental. No se vinieron abajo, pelearon con sus armas y lucharon por dejar el pabellón pucelano alto. Era difícil. La calidad ofensiva madridista es tanta como la fortaleza defensiva. De esta forma, si para evitar un gol se necesita mucho trabajo, para hacer un tanto se requiere de fortuna y mucho acierto. Superar algunos condicionantes parece complicado y lo es. Al Real Valladolid le está costando mucho asentarse en la temporada pero no es por falta de intención. El equipo cree, el equipo pelea y el equipo deja el listón del escudo laureado en lo más alto en intención y sacrificio.
¡Real Valladolid!
Los de JIM no bajaron la intención. Pese a estar el partido perdido desde el banquillo se les instaba a estar fuertes, a pelear todos los balones y a defender con uñas y dientes lo que significa el Real Valladolid. El propio Alberto Marcos pedía durante la semana demostrar qué es el Real Valladolid y defender todo lo que ello significa con todas las fuerzas y pese al resultado, el Pucela lo consiguió.
Juan Ignacio no quería que sus jugadores bajaran la intensidad. Un gol más o un gol menos no son importantes para el resultado pero sí para la autoestima del equipo. La reacción del míster pucelano tras el definitivo 4-0 habla de la energía y el ímpetu con el que trabaja este Pucela. Puede que no salgan las cosas, que no están saliendo, pero en el Santiago Bernabéu se ha visto a un equipo que quiere un objetivo y que trabaja por él. Tiene sus limitaciones, obvias para cualquier equipo en Ley Concursal y con un presupuesto mínimo, pero como todo esto son excusas y nadie en el seno pucelano las quiere, el objetivo de seguir mostrado quién es el Real Valladolid está patente en todos los integrantes pucelanos, y eso, ante tal situación, es mucho.