El Pucela no llegó a Almería y abandona la buena racha reciente • El ilegal tanto de Rodri derrota (1-0) a un Real Valladolid que generó más nervios que peligros
Estados de ánimo. Benditos estados de ánimo y, también, malditos estados de ánimo. Parece imposible pero son tan importantes dentro del fútbol que lo pueden llegar a marcar todo. Ya lo decía Jorge Valdano en una de sus innumerables y protagonistas aportaciones en los medios de comunicación, “los futbolistas y su juego son estados de ánimo”. Todo aquel profesional que vive y trabaja en esto lo sabe pero si tenía alguna duda, el partido del Real Valladolid en Almería lo define a la perfección.
Como ya pasara en junio de 2011 en Elche, el Real Valladolid perdía todo lo que podía ganar antes del descanso. Es cierto que el botín aquella vez y en estas fechas es diferente pero las similitudes son altas. Pese a que hace más de dos años el partido no había terminado, los jugadores pucelanos estaban aquella noche fuera del play-off tanto como el partido en la visita al Estadio de los Juegos del Mediterráneo. Una jugada aislada, mal señalizada por el colegiado del partido, y también, por qué no decirlo, mal defendida por el equipo sacó al Real Valladolid del Martínez Valero de igual manera que lo sacó del duelo ante la Unión Deportiva Almería.
Aquella vez la firma era de Edu Albácar. Ahora de Rodri. Una jugada aislada desquicia al equipo y mata sus posibilidades de poder sacar algo provechoso del encuentro. Como ya tuviera que trabajar Abel, Juan Ignacio estuvo más pendiente en el descanso de calmar los ánimos que de trabajar al equipo. Así, con el Pucela desquiciado, la Unión Deportiva Almería hacía buena una acción fuera del reglamento y terminaba con la racha positiva el equipo blanquivioleta que desde su visita al Camp Nou no conocía la derrota.
Mal Pucela
Que la Unión Deportiva Almería ganaba tres puntos gracias a una acción ilegal es una realidad que no se puede obviar pero lo cierto es que el Real Valladolid generó muy poco para inentar cambiarlo. Los de Juan Ignacio Martínez no tuvieron su día. Fueron superados por un rival, que sin hacer gran fútbol y sin tener grandes ocasiones de gol, no llegó a sufrir por los tres puntos.
Los de Francisco, que llegaban después de su primera victoria, planteaban el partido con tranquilidad. Buscaban ir a por el botín pero ya sin esas urgencias que vivían sólo unos días antes. Los tres puntos de Mestalla les daban fuerza y tranquilidad para trabajar una versión del equipo menos ofensiva y más replegada. Los locales tenían un único objetivo, conseguir su segunda victoria. El cómo no interesaba tanto. Lo importante era sumar y el equipo y su afición lo tenían asumido.
Así, ambos remaban juntos para hacer buena la ya famosa y comentada acción de Rodri. La mano del futbolista soriano marcaba el encuentro y el ánimo de unos y de otros. Los locales, eufóricos y confiados, trabajaban para mantener esa renta con líneas juntas y pocos despistes. Buscaban el contragolpe y unas acciones esporádicas para intentar matar a un rival desquiciado que pese al paso de los minutos no mostraba una mejoría obligatoria para generar ocasiones reales de gol.
Escasa reacción
En los primeros 45 minutos el bagaje ofensivo del Real Valladolid era pobre. Dos disparos lejanos y algún acercamiento por banda de Antonio Rukavina no son suficientes para crear peligro en una categoría como ésta. La exigencia es mayor y el equipo no supo asumirla. Tras tres encuentros de un gran buen nivel y un inmejorable trabajo, el equipo olvida la buena racha. Lo más preocupante no es regresar de Almería sin puntos, es hacerlo con un mal partido en la memoria. Se trata, seguramente, del peor encuentro del Real Valladolid en la temporada. Pese a partidos sin acierto goleador, con poca intensidad defensiva o nula pegada, en el Estadio de los Juegos del Mediterráneo se juntaba todo. Se veía un Real Valladolid sin la firma de Juan Ignacio.
Así se afirma que en la duodécima jornada el Pucela no encontró su camino. Se puede decir, sin posibilidad de error, que el equipo se salió el camino marcado con un trabajo férreo, seguro y consecuente. Interiormente deberán saber los motivos del cambio y si éstos son por mérito del rival, demérito propio o de la necesidad de un trabajo psicológico para evitar que una mala decisión de un colegiado fuera de forma tire al traste el trabajo semanal de un equipo que había encontrado su camino.