La linterna de Velasco

La linterna de Ángel Velasco, desde el 20 de febrero de 2007 informando y opinando sobre el Real Valladolid

Análisis pucelano

Llega la victoria psicológica por la puerta grande

Con una efectividad envidiable, el Pucela asalta Vallecas • Los de JIM consiguen su segunda victoria (0-3) de la temporada con goles de Ebert, Guerra y Larsson

Patrick Ebert, abrazado a Javier Baraja, celebra el primer tanto blanquivioleta en Vallecas (EFE)
Patrick Ebert, abrazado a Javier Baraja, celebra el primer tanto blanquivioleta en Vallecas (EFE)

En la temporada 2010/2011 el Real Valladolid de Abel Resino no carburaba todo lo que el entrenador toledano deseaba. Una triste racha de resultados mataba al equipo que perdía puntos por pequeños detalles. La mala fortuna, la falta de concentración o la baja autoestima con la que los futbolistas llegaban a muchas fases de los partidos suprimían a aquel Pucela de muchos puntos importantes. Con el ex jugador del Atlético de Madrid en sus primeros encuentros, el Pucela no obtuvo los puntos que su juego merecía a un nivel de injusticia como el del actual Valladolid.

Así, todos eran conscientes antes del partido en Vallecas que el juego de este Pucela no era para siete puntos de igual manera que durante aquel 2010 el juego del Real Valladolid no era para instalarse en la zona media-baja de la clasificación de la Liga adelante. En aquel momento, Abel resumían casi todos los problemas del equipo en la necesidad de una victoria psicológica que hiciera creer al equipo. Con Abel esa victoria llegó y esta vez, con Juan Ignacio, parece que también se ha conseguido. El magnífico trabajo del equipo y la incansable dedicación del cuerpo técnico han tenido su recompensa.

La goleada (0-3) en el estadio de Vallecas refuerza al Pucela y hace bueno el agónico empate ante el Sevilla. Los cuatro puntos obtenidos sobre los últimos seis disputados liberan de presión el agua que cubría el cuello blanquivioleta. Lo puntos eliminan esa presión de igual manera que el planteamiento, la disposición, la intensidad y el trabajo refuerzan la creencia en el equipo. Ahora, debe llegar el momento del Real Valladolid, un equipo que, ahora sí, debe creer en todo los engranajes que lo forman.

Sorprendente planteamiento
Durante la semana se había hablado mucho sobre el acompañante de Javi Guerra en el ataque. Manucho, Fausto Rossi, Omar Ramos o, incluso,  Daniel Larsson eran las opciones que barajaba un Juan Ignacio Martínez que, finalmente, se decantaba por la del futbolista angoleño. Manucho era de la partida en la delantera con el objetivo de repetir los segundos 45 minutos ante el Sevilla. El ex del Manchester United formaba una doble delantera junto a Javi Guerra que marcaba el juego del Pucela. La presión de ambos jugadores y la poca defensa que pudo hacer el Rayo Vallecano sobre ella resultarían vitales en el devenir del partido.

Con dos jugadores muy ofensivos en el último cuarto de campo, las transiciones eran vitales. Ante cualquier robo de balón, el equipo salía rápido al contragolpe para intentar matar al equipo rayista. En un inicio esos movimientos fallaban por pequeños detalles pero con el equipo engrasado, el éxito llegó. Dos contragolpes rápidos del Pucela llevaron el 0-2 al marcador antes del descanso. La renta no la desaprovechó el equipo blanquivioleta que la defendería con uñas y dientes.

Antes de defender esa ventaja como mejor se puede hacer, generando ocasiones y ampliando la diferencia, Patrick Ebert ya había vuelto a demostrar su inmensa calidad y Javi Guerra su tremendo momento de forma. El alemán abría la lata de un zurdazo inapelable desde la frontal del área mientras que el delantero malagueño ampliaba la diferencia a los pocos minutos con un tanto de gran delantero. Sus movimientos y su definición acercaban al Pucela a la segunda victoria, el triunfo psicológico.

Comienzo inmejorable
Pese a que las sensaciones en el intermedio eran inmejorables y el resultado el soñado, en el seno del Pucela no existía la opción de la relajación. El reciente ejemplo del Sevilla y de la remontada blanquivioleta en los últimos diez minutos obligaba a salir tras el descanso con una concentración total. El Real Valladolid sabía que el Rayo Vallecano iniciaría con fuerza y buscando rápido un tanto que les metiera en el partido. El comienzo de la segunda parte pintaba para sufrir ante el empuje vallecano.

Los de Paco Jémez salían a por ese gol pero se encontraron rápidamente con la sentencia. Una acción mal defendida por el equipo local dejaba en bandeja la sentencia para un Daniel Larsson que pese a no estar en forma, llevar sólo unos segundos de competición y regresar de una lesión de más res meses, no fallaba. 0-3 y la segunda victoria de la temporada cerca, muy cerca.

Tranquilidad final
Con el primer tanto de Larsson con la camiseta del Real Valladolid, el partido quedaba sentenciado. Además de frenar cualquier posible reacción de los locales, el Pucela se guardaba bajo la manga opciones de poder aumentar el marcador. Una opción franca de Larsson, una jugada individual de Manucho y una gran conducción de Valdet Rama rozaron el cuarto tanto para un partido que no se vería modificado más allá del estreno de Larsson.

Con el sueco como nota individual positiva, el equipo crece. Lo hace bajo la batuta del trabajo, del orden y del sacrificio que supone estar englobado en el Real Valladolid. Las limitaciones económicas, infraestructurales y de plantilla del equipo hacen disfrutar más partidos como el de Vallecas y victorias tan importantes como este 0-3. Así es como llegan las victorias psicológicas y los partidos que cambian una temporada.

𝟭𝟵𝟴𝟴. 𝘗𝘦𝘳𝘪𝘰𝘥𝘪𝘴𝘵𝘢 𝘥𝘦𝘱𝘰𝘳𝘵𝘪𝘷𝘰 𝘺 𝘦𝘯𝘵𝘳𝘦𝘯𝘢𝘥𝘰𝘳 𝘜𝘌𝘍𝘈 𝘗𝘙𝘖. Creo que en el fútbol todo tiene el término apropiado y un porqué obligatorio. Por ello, desde 2007 llevo entrenando equipos y escribiendo sobre cómo entiendo este deporte