El Pucela rescata un punto (2-2) por empuje y tesón • Con un fútbol cuestionable JIM y los suyos ofrecen conceptos que suman • Manucho y Ebert, goleadores

El fútbol en Primera división es complicado y la victoria está muy poco valorada. Como decía Juan Carlos Garrido, ex entrenador del Villarreal, tras conseguir su primer triunfo en la élite, “ganar en Primera cuesta mucho y no se valora lo suficiente” y es verdad. Conseguir tres puntos es un botín muy alto pero tan complicado como poco apreciado. Los condicionantes con los que un equipo como el Real Valladolid debe luchar son altos y muy difíciles de superar. Diferencias presupuestarias, técnicas, infraestructurales y de plantilla afectan. Lo hacen a niveles que muy pocas veces se conocen y que en contadas ocasiones saltan a la luz pública.
Pese a todo ello, la ilusión debe mantenerse viva. Las ganas por disfrutar de este deporte y de hacer sentirse orgulloso al aficionado son una obligación a la que se llega con trabajo, tesón y profesionalidad. Éste es el único camino para que la calidad existente y el trabajo semanal salgan a la luz. Durante un encuentro el rival tiene momentos mejores y tramos en los que va a ser superior a ti, pero siempre llega tu oportunidad. Los que quieren, la aprovechan. Los que son profesionales la amarran y la pelean. Aquellos que no son dignos de luchar por unos aficionados y un club no aceptan esas oportunidades y su camino se tiñe de negro.
El Real Valladolid ante el Sevilla decidió coger la opción a la que lleva el trabajo de este grupo. Pese a un mal inicio y empezar perdiendo el partido por el temporáneo gol hispalense, los de Juan Ignacio sacaron casta, orgullo, tesón y profesionalidad. Hay momentos en que un gesto técnico no sale como uno quiere pero no puede existir un solo segundo en el que la profesionalidad no sea palpable y este Real Valladolid no es de esos. Tendrá problemas, adolecerá de un margen de mejora demasiado amplio para estas fechas y cometerá errores garrafales pero intención tiene como el que más y eso es básico para salir de una situación complicada.
Perdiendo en vestuarios
En la semana en la que se conocía, de forma casi oficiosa, que Joseba Llorente dejaba el fútbol el Real Valladolid sufría en sus carnes uno de aquellos goles por lo que el delantero vasco se consagró en la élite. El de Hondarribia y Víctor fabricaron ante el Espanyol un tanto a los seis segundos de juego. Así hacían que el rival empezara el partido perdiendo de igual manera que el Pucela empezaba el encuentro por debajo en el marcador. Sin asentarse en el terreno de juego y sin la totalidad de aficionados en las gradas, Bacca hacía el 0-1. Con un potente zarpazo adelantaba a su equipo sin casi llegar a sudar.
El tanto del colombiano se convertía en un mazazo importante para el Real Valladolid. Minutos de zozobra que darían paso a unos instantes de posesiones largas y transiciones pucelanas sin llegar a crear peligro. Pese a tener el balón la inquietud sobre la portería de Beto era mínima. El Pucela estaba en el partido pero sin llevar peligro, algo que el rival tampoco llegaba a tener al nivel de su pegada.
A los 30 minutos el segundo mazado era incalculable para la masa blanquivioleta. El golazo de Alberto Moreno desde la frontal, y rozando la zona del disparo que generó el 0-1, dejaba al Pucela muerto. Físicamente el equipo no podía porque la cabeza no estaba en el partido. JIM y los suyos estaban desconcertados y el descanso parecía la única forma de poder solventar unos primeros 45 minutos que terminaban con un Pucela roto.
Fuerza con control
El partido parecía perdido y Juan Ignacio debía arriesgar. El todo por el todo. Manucho entraba en el terreno de juego y variaba el sistema. La entrada del angoleño marcaba dos referencias pero no era la única permuta. Carlos Peña pasaba a carrilero y casi se le borraban las funciones defensivas. Así, el Pucela diseñaba una opción fija para llegar a las dos torres que se colocaban en el área sevillista y que partían el equipo.
La idea era ir a buscar el mayor botín posible pero con control, sobre todo, después de perder el factor sorpresa que da un cambio. Con el rival ya asentado y acoplado a la permuta era momento de dar una vuelta más al equipo. Ahí entraban Álvaro Rubio y Valdet Rama, dos jugadores vitales para el devenir final del partido. Con el albanés el Pucela seguía mostrando pegaba y fuerza. Con el riojano aparecía la templanza y el control que se necesita para no romper el equipo. JIM dibujaba un esquema que en tres minutos rescataría un punto gracias al coraje y profesionalidad de un grupo de trabajo que cree en él como pocos.
Coraje ante el fútbol
Este Pucela cree. Puede que no esté, como no lo estaba en el partido, pero no quería dar su brazo a torcer sin intentar un último arreón. En ese último ataque, Carlos Peña buscó suerte colgando un balón al área. Una pelota complicada a la que Manucho incrementó la fuerza y coló en la portería de Beto. El mazazo cambiaba la dirección y el Real Valladolid la quería aprovechar como, realmente, lo hizo.
En tres minutos de zozobra hispalense Ebert devolvía la igualada que tan pronto se había perdido. Un gesto técnico del alemán hacía el 2-2 y cobraba realismo el trabajo del Pucela de la segunda parte. Repito, el trabajo, la intención, el coraje. Obviamente ninguno de los blanquivioletas espera tener que defender los puntos y buscar la salvación como se ha hecho ante el Sevilla. Juan Ignacio será el primero descontento con el fútbol pero emocionado con el carácter del equipo.
Ya se dice, cada partido es un mundo y cada análisis, un partido. Así, el camino del Real Valladolid en lo que se debe obligar día tras día ha sido innegable en el segundo periodo. La calidad y la técnica que este equipo posee, porque tiene mucha, saldrá más pronto que tarde. Aparecerá cuando el equipo esté al completo y con la menta fresca. Hasta ese día, el coraje, la profesionalidad y la lucha son un camino secundario pero un sendero que suma y que otras ediciones del Real Valladolid no conocían y sino que pregunten al mundialista Haris Medunjanin o al desaparecido Vítor Hugo Gomes Passos. Manucho tendrá sus números de teléfono.