Nuevo gran partido del capitán blanquivioleta. En su tercera titularidad consecutiva el ‘8’ sigue demostrando estar capacitado para el proyecto de Juan Ignacio

Las oportunidades están para aprovecharlas. Da igual en el momento en el que se den o las circunstancias en las que se produzcan. Todo jugador que recibe un premio debe aceptarlo y defenderlo para que sus compañeros de equipo y rivales de posición deban trabajar en el regreso y no volver a la titularidad por decreto. Así, con estas ideas grabadas a fuego, Javier Baraja está aprovechando las oportunidades que le está dando la mala fortuna de las lesiones en el Real Valladolid.
Sin Álvaro Rubio, Lluís Sastre y Víctor Pérez, todos lesionados, el centro del campo es el que forman Javier Baraja y Fausto Rossi. Dos jugadores de perfiles muy diferentes y que se están entendiendo a la perfección. Si italiano y vallisoletano se están acoplando bien a la sala de máquinas pucelana es porque el capitán está liderando bien el juego y porque está sabiendo asumir su rol. Pasar de no jugar a disputar 270 minutos de forma consecutiva no es sencillo. Para poder hacerlo el cuerpo y la mente deben estar muy bien trabajados, como es el caso del capitán pucelano. Él siempre está preparado para competir y así, cuando le llega la oportunidad, rinde al nivel exigido.
Al ritmo del Camp Nou
En las últimas dos temporadas Baraja no ha llegado a disputar ni 1.000 minutos de juego. Con estas cifras parecía complicado, ya no que pudiera rendir ante una titularidad y una plaga de lesiones, como así ha sido, sino que no pudiera aprovechar 90 minutos ante un rival de nivel como el Fútbol Club Barcelona. Lo bueno del capitán no es que haya dejado en silencio las críticas de una posibilidad sino de las dos.
En los 270 minutos consecutivos que lleva disputados ha demostrando nivel, calidad y un saber estar más que necesario para el ritmo que exige la competición. Ante Levante y Málaga se vislumbró ese nivel pero en el Camp Nou se confirmó. Ante un centro del campo con jugadores como Cesc Fábregas, Xavi Hernández o Andrés Iniesta el capitán pucelano dio el callo. Supo liderar facetas ofensivas del partido en el tramo inicial y se puso el mono de trabajo en momentos de la segunda parte en la que tuvo que llegar a actuar de central por la lesión de Marc Valiente.
Un capitán está para cuando se le necesita. Debe ser el jugador más silencioso fuera del terreno de juego y el más trabajador dentro. Así, Javier baraja se está ganando el respeto de todos, de aquellos que siempre han confiado en él y de el resto que no veía en él a un jugador capacitado pero demostrar lo que siempre ha demostrado: que su nivel es óptimo y su actitud ejemplar.