La nueva operación que vivirá Víctor Pérez le dejará tres meses más fuera del equipo. Así, el albaceteño cerrará un 2013 para olvidar con tres duras lesiones
• Esta nueva lesión de Víctor Pérez deja al Real Valladolid sin el albaceteño, como pronto, hasta enero de 2014.
• Con esta operación Víctor se perderá 32 partidos en el año 2013. 18 partidos más los 14 de la pasada campaña.
• Desde el 4 de enero, Víctor suma tres lesiones, dos de ellas de forma consecutiva y todas de cierta gravedad.
Dicen que las comparaciones son odiosas pero lo son tanto como reales, necesarias y justificadas en el mundo del fútbol. Ante cualquier cambio llega la búsqueda de las similitudes y las diferencias que se producen con esa permuta. Qué es mejor, en qué se gana y en qué se pierde son las preguntas base ante cualquier cambio. Este Real Valladolid no es inmune a ello y más tras la salida de Miroslav Djukic del estadio José Zorrilla. La marcha del último gran ídolo de la parroquia blanquivioleta ha generado en el público una constante comparación entre su equipo y el de Juan Ignacio Martínez. Toda semejanza esta basada en el juego, el sistema y la metodología pero sin hablar en exceso de los futbolistas que formaban una plantilla y que, ahora, forman la otra.
Hasta hace escasos días poco se hablaba de las constantes lesiones que está sufriendo este Real Valladolid como nada se comentaba de la ausencia de Víctor Pérez. El albaceteño no es un futbolista más de la plantilla desde la concentración de San Pedro del Pinatar cuando caía lesionado muscularmente. Desde entonces poco o nada se analizaba el peso del futbolista en el sistema de juego. No se hablaba de que con Djukic, el ‘22’ era más que fijo, era la base del juego ofensivo blanquivioleta. Hablar del ex de la Sociedad Deportiva Huesca es hacerlo del jugador más importante en los esquemas del hoy entrenador del Valencia. Sin él, el estilo del Pucela variaba. Sin su fútbol, Lluís Sastre no podía hacer su juego y el equipo debía buscar otras alternativas.
Vital para Djukic
Esas opciones que generaban tanto dolor de cabeza en el cuerpo técnico liderado por Djukic son las que ahora está poniendo en práctica Juan Ignacio Martínez. El nuevo entrenador pucelano habló en su presentación de seguir con la estela de fútbol que dejaba su “colega” pero, hasta la fecha, no ha podido y no ha sido porque el alicantino no quiera sino porque no puede. Este Real Valladolid no está pudiendo contar con el toque de distinción que dio Djukic. El serbio vio en Víctor al jugador que daba todo lo que buscaba para el centro del campo. Sin él, su Pucela estaba perdido y el actual busca otras formas para no depender tanto de un único jugador.
Siempre que a Juan Ignacio Martínez se le ha preguntado por Víctor Pérez se ha deshecho en elogios hacia él. Calidad, liderazgo o templanza son algunos de los adjetivos con los que JIM ha definido el juego del ‘22’. Realmente a este cuerpo técnico le gusta Víctor Pérez tanto o más que al anterior pero no lo está pudiendo disfrutar para dejar esas lógicas y constantes comparaciones en algo imposible. Sin Víctor Pérez y con las dudas de Patrick Ebert y Óscar González un juego y otro no son comparables.
Datos preocupantes
El Real Valladolid no es igual sin la sabiduría manchega y la calidad alemana y charra y no lo podrá ser hasta enero de 2014. Hasta que el ex de la Sociedad Deportiva Huesca no se recupere al 100% de esta nueva operación, este Pucela no será comparable al de hace un año. Se tardará en poder crear similitudes y diferencias porque, como pronto, Víctor Pérez no regresará hasta la jornada 18 ante el Real Betis.
Víctor podría llegar a la primera jornada de 2014 para empezar un nuevo año y cerrar un 2013 de nefasto recuerdo para él. A los 18 encuentros que se perderá en esta campaña habrá que sumar los 14 de la pasada. Un total de 32 partidos que dejan al futbolista en un año 2013 muy negro. Hasta que Víctor Pérez pueda poner punto final a la mala suerte actual, el proyecto de Juan Ignacio tendrá al valor más importante de la idea de juego anterior fuera de servicio para suprimir definitivamente esas constantes comparaciones que, ahora, son imposibles.