El Pucela consigue la primera victoria de la temporada ante el Getafe • Perdonando infinidad de ocasiones, victoria por la mínima • Marc Valiente, autor del gol
Era el día. Tras perder ante el Athletic de Bilbao y en la visita a El Madrigal, el Pucela no podía dejar pasar la oportunidad de conseguir tres puntos en la visita del Getafe. Puntuar ante los de Luis García Plaza era vital para calmar los ánimos pero, sobre todo, para demostrar el buen trabajo realizado desde el cuerpo técnico y llevado a cabo por todos los jugadores del equipo. Pese a los malos resultados del inicio y el rosco de la clasificación, Juan Ignacio Martínez no cambiaba en exceso esu planteamiento. Siguió creyendo en su filosofía. Para este partido su idea venía un poco en una mezcla entro lo dispuesto en el estreno y ante el Villarreal. Al ‘Plan A’ ante los rojiblancos y el ‘Plan B’ de los amarillos, el preparador formó algo intermedio.
Con la recuperación de la pareja de centrales titular se ganaba en seguridad. Con el regreso de Lluís Sastre crecía la consistencia en el centro del campo y la habilidad para controlar el balón. Así, el Pucela quería ser dueño del esférico, como ante el Athletic, pero sin desproteger las bandas, como ante el Villarreal. Con esta intención, Zakarya Bergdich volvía a ser de la partida en el extremo zurdo. Juan Ignacio colocaba a Carlos Peña y al marroquí para frenar a un costado diestro muy temido con Pedro León y Juan Valera. Este compendio de planteamientos tenía frutos. Tres en concreto. Tres maravillosos puntos con los que el Real Valladolid evitaba fantasmas y borra la tensión.
Falta de frescura final
El resultado final mostraba un escueto 1-0. Un marcador tan ajustado como injusto. Durante los 90 minutos el bando blanquivioleta fue mejor que el getafense. Generando superioridad continua en las bandas, creando mayor presencia en el área rival y teniendo un dominio mucho más claro de la pelota, al Pucela sólo le faltaba un aspecto para convertir su partido en una goleada. Con frescura en el último cuarto de campo el resultado hubiera sido tan amplio como merecedor del juego de unos y de otros.
Esa falta de chispa no es nueva y ha sido el mayor peso pucelano en las dos pasadas derrotas. Sin claridad de ideas en el último cuarto de campo es difícil poder ser decisivo y poder crear peligro real. En definitiva, sin un Óscar González fino el Pucela es menos Pucela y el juego blanquivioleta pierde muchos enteros. Este Real Valladolid necesitaba una versión mágica del jugador y ésta ha llegado ante el Getafe sin ser a su máxima plenitud.
Pese a no ser la mejor versión del ‘10’, con él combinando y jugando, el Real Valladolid genera muchas más ocasiones. Con un Óscar a un rendimiento óptimo, el juego que propone Juan Ignacio Martínez tiene mucha mayor validez y sentido. Pese a que la frescura de ‘Mágico’ en el último cuarto no es la suya, la definitiva, su buen partido lleva al Pucela a un ritmo de juego mejorado y a los primeros tres puntos gracias a una versión casi ‘mágica’ del banda blanquivioleta.
Gol y ocasiones
Con un ritmo de juego mayor y un nivel de combinaciones en clara mejoría, el Real Valladolid necesitaba un gol. A los de Juan Ignacio les urgía plasmar en el último cuarto de campo, el gran rendimiento del resto de terreno juego. Al descanso no podía ser. Pese a un incipiente Javi Guerra, líder de todas las jugadas de ataque pucelanas, el empate sin goles seguía en el marcador. Nadie podría remediarlo hasta el comienzo de la segunda parte.
A los pocos minutos de la reanudación, Marc Valiente hacia el tanto de la victoria. Tras un saque de esquina de Omar y un apoyo de Carlos Peña, el central catalán marcaba más allá del último cuarto de campo. El remate del ex del Sevilla en el área pequeña getafense desplegaba los mejores minutos pucelanos. Con la apertura del marcador llegaba el momento de un Pucela muy superior a su rival y un juego que hacía merecedor de un marcador más amplio.
Sufrimiento final
En ventaja, los pucelanos se sintieron más cómodos con el balón y el Getafe aumentó su nefasta imagen. Sin el balón y sin posibilidad de poder conseguirlo, los visitantes se guardaron sus opciones de puntuar para los últimos minutos en los que Borja ejercía de lanzador de balones largos al área. En uno de esos balones del ex del Pucela llegaba el único acercamiento real del Getafe. Un zambombazo de Sarabia se escapaba por escasos metros de la portería.
En ese momento en el que se encogía el cuerpo de los aficionados del estadio José Zorrilla, el Real Valladolid podría haber llevado dos o tres goles. La superioridad era más que palpable y la sensación de injusticia invadía el campo. Finalmente ese disparo del Sarabia llevaba el mismo camino que un remate de cabeza de Óscar, dos acercamientos de Bergdich y los continuos acercamientos de Omar Ramos: el limbo. Ahí descansan todas las ocasiones pero desde allí ya ha regresado el buen Real Valladolid. Esas buenas ideas iniciales se han corroborado en juego y resultados al tercer intento. Ahora llega el tiempo del análisis, el gozo de las fiestas vallisoletanas y el pensamiento sobre el Martínez Valero.